...Gerald apretó los dientes. Empujó la puerta abierta y se congeló.
Más tarde, estuvo seguro que su mandíbula cayó sobre su pecho. Sabía que sus ojos estaban enormes como platos.
La fantasía resurgió con su último pensamiento consciente. Después de esto, todo fue admirar la vista.
Dave estaba apoyado contra el armario verde oliva, su cabeza apartada de Gerald. Su remera desteñida y sus bermudas de jeans amontonados en el piso. Una mano grande se apoyaba en el armario en busca de apoyo. La otra mano sostenía su rígido y grueso pene, moviéndose en toda su extensión mientras la lujuriosa cabeza con forma de corazón goteaba pre semen perlado.
